Sexuality Policy Watch [ES]

Por qué los derechos de las personas LGBT y los de las trabajadoras sexuales van de la mano

Originalmente publicado en: https://elestantedelaciti.wordpress.com/2016/04/15/por-que-los-derechos-de-las-personas-lgbt-y-los-de-las-trabajadoras-sexuales-van-de-la-mano/

Por Stephanie Farnsworth, trabajadora social y activista proderechos LGBTQ

El hecho de que muchas personas LGBT terminen en el trabajo sexual es un tema a menudo convenientemente obviado por muchos activistas y organizaciones. Del trabajo sexual se habla todavía en términos moralizantes, y la comunidad LGBT ha buscado presentar las identidades LGBT como identidades respetables a fin de ganar derechos tales como el matrimonio.

La imagen del mundo LGBT en las campañas recientes ha sido la de personas gay cisgénero blancas con relaciones de larga duración y a menudo con niños. Es una idea unidimensional que intenta mostrar a las personas queer como heteronormativas y portadoras de las virtudes morales de los intolerantes conservadores. Esta clase de táctica contribuye poco al reconocimiento de la humanidad de las identidades LGBT y también deja atrás a muchas personas.

Más de una cuarta parte de los jóvenes sin hogar se identifican como LGBT, y muchos más viven en la pobreza o sufren discriminación en el empleo, en particular si son transgénero. La falta de opciones debido a los prejuicios de la sociedad significa que las personas LGBT tienen más probabilidades de depender del trabajo sexual como una forma de obtener ingresos, en particular las personas trans.

“Es sencillamente hipócrita que los activistas LGBT luchen por la autonomía corporal pero se la nieguen a las trabajadoras sexuales.”

Los argumentos a favor de la penalización del trabajo sexual descartan rápidamente el hecho básico de que cualesquiera leyes contra el mismo castigarían sencillamente aún más a los más vulnerables. No abordarían las cuestiones básicas tales como la pobreza y la discriminación que las personas LGBT están en mayor riesgo de experimentar. Ciertamente no detendrían el abuso y la explotación, sino que meramente llevarían el trabajo sexual a la clandestinidad y harían increíblemente difícil para las trabajadoras sexuales acceder a ayudas si se vieran dañadas en el transcurso de su trabajo.

Las personas LGBT pobres y con limitadas opciones de vida no van a abandonar su única forma de conseguir ingresos, tan solo estarán en mayor riesgo de ser detenidas, además.

En términos de ideología, los dos movimientos no están tan distanciados. El núcleo de la demanda de derechos para los LGBT es la idea de que todas las personas deberían tener garantizada la autonomía sobre sus vidas y sus cuerpos, que todo el mundo debería tener permiso para dormir con quien quisiera y que eso solo concierne a las personas que establecen una relación y no al gobierno o a los intolerantes. Exactamente la misma idea está en el núcleo de la lucha por las trabajadoras sexuales. ¿Por qué no deben tener ellas garantizada la misma libertad? ¿Por qué no se les debe permitir tener sexo con quien quieran?

Las personas tienen relaciones sexuales por todo tipo de razones. Raramente es un cuento de hadas de dos personas que se enamoran. A veces es por diversión, pero muchas personas practican sexo de supervivencia de alguna forma, sea para tener un techo sobre sus cabezas o para no tener que hacer frente solas a una deuda aplastante. Muchos tienen sexo porque es la única forma de que se calle su pareja. La lista es infinita y todas las razones son válidas. Lo único que importa es que las personas que tienen sexo estén de acuerdo en hacerlo y cualquier otra cosa es un juicio moral arbitrario que nadie tiene el derecho a hacer.

“Si queremos ser libres, debemos defender el derecho de todas las relaciones sexuales consentidas”.

Las batallas por los derechos del trabajo sexual y de las personas LGBT son batallas por la liberación de nuestros cuerpos. Es sencillamente hipócrita que los activistas LGBT luchen por la autonomía corporal pero se la nieguen a las trabajadoras sexuales, y dado el enorme número de personas de la comunidad que se dedican al trabajo sexual, eso arroja también a muchas personas LGBT a los pies de los caballos.

Mientras se mantenga el prejuicio sobre qué personas deciden tener sexo con quién, no conseguiremos la libertad sexual y se correrá el riesgo de perpetuar el prejuicio sobre las vidas y las relaciones de las personas LGBT. Si queremos ser libres, debemos defender el derecho de todas las clases de relaciones sexuales consentidas. Si queremos proteger a las trabajadoras sexuales, necesitamos escucharlas y resolver qué será lo mejor para su seguridad.

El trabajo sexual es tan antiguo como las identidades LGBT y no es una clase de trabajo que vaya a desaparecer pronto. Intentar que desaparezca es algo tan futil como la guerra contra las drogas, así que la elección está clara: tenemos que escoger entre las ideologías punitivas y las personas.



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