Sexuality Policy Watch [ES]

Entrevista a Judith Butler: Conocimiento contra el miedo

¿Por qué no existe el concepto llamado “ideología de género”? ¿A qué intereses le es funcional?

No existe la ideología de género dado que eso sugeriría la existencia de un conjunto de principios o una teoría única. En realidad, el mundo de los estudios de género es complicado y cuenta con una serie de metodologías de enfoque y análisis académicos diferentes. Es un activo campo académico; esto es, las personas discuten su presupuestos, objetivos y definiciones. Es de carácter interdisciplinario, lo que significa que en ocasiones los enfoques académicos que trabajan con género en las ciencias no siempre coinciden con aquellos que trabajan en estudios urbanos o en las artes performativas. Es una disciplina académica rica y variada, y no postula un punto de vista único. Si “ideología” refiere al campo académico en general, el cual se extiende a través de por lo menos 80 países alrededor del mundo y busca negar la realidad o presentar una serie de creencias falsas, entonces se ha malentendido de qué tipo de análisis académico estamos hablando. Los estudios de género no niegan la realidad material, sí, en cambio, se preguntan cómo la realidad material ha llegado a tener el sentido que hoy tiene. El término “ideología de género” pretende establecer que los estudios de género resultan en una teoría monolítica cuyo único objetivo es distorsionar la realidad, cuando su verdadero objetivo es entender la realidad de los cuerpos, de la sexualidad, la familia, las relaciones, reproducción, desigualdad, libertad, justicia, masculinidad, femeneidad, y todas aquellas maneras de vivir el género que no han sido adecuadamente entendidas. Es, una indagación que busca ofrecer verdadero conocimiento allí donde hay prejuicio. La idea de que enseñar género en las escuelas es “adoctrinamiento” es simplemente falsa. No hay docente que enseñe al estudiantado cómo masturbarse ni que le ordene cambiar su género. Esas son tonterías. Sin embargo, la masturbación y el cambio de sexo son tópicos que se hablan en el mundo, que han sido suprimidos, y de los cuáles sería bueno adquirir conocimiento – con claridad y fundamento. La tarea del cuerpo docente es conocer una variedad de puntos de vista en temas difíciles y alentar la conversación, no imponer una verdad en la juventud. Decir que el tabú en contra de la homosexualidad necesita ser eliminado no quiere decir que todos los tabúes debieran serlo. Los tabúes y leyes en contra del abuso infantil deben ser activamente mantenidos, para niñes que aún no se encuentran en una posición tal que les permita tomar decisiones informadas respecto a su sexualidad. Nuestra tarea como padres, madres y docentes es proveer una manera no prescriptiva y un ambiente de contención para que encuentren su camino sin sufrir coerción física o ideológica. Me opongo a todo tipo de coerción.

Le has dicho al diario O Globo que “temerle al género es como temerle a un fantasma” y declarado que aquelles que se oponen a los estudios de género actúan basados en ignorancia del tema. Más allá del movimiento de extrema derecha liderado por Jair Bolsonaro, Brasil es históricamente un país conservador, y ahora transita un momento de anti-intelectualismo que incluye cortes en el financiamiento a la educación. ¿Cómo se lucha contra la ignorancia en este escenario?

Brasil es también un lugar de impresionantes logros intelectuales en humanidades: ciencias sociales, psicología, teatro y espectáculos, producción literaria y su crítica. Mi pregunta es entonces cómo es que la derecha populista de Bolsonaro centra su ataque en las universidades y la clase intelectual. Las comunidades religiosas se informan con panfletos que resumen la “ideología de género” por ellos, pero esto no es lo mismo que realizar la lectura de los cientos de miles de libros y artículos que proveerían una mirada más realista y compleja del campo. Pero de repente los libros se han vuelto peligrosos: no deberían ser tocados, no deberían ser leídos. Este rechazo a estudiar el tema exacto al que se oponen no sólo contradice la ignorancia de la oposición, sino que también expone su compromiso con ella. Esto suele ser un signo de la emergencia del fascismo en la vida cultural.

Has escrito en el diario Folha de São Paulo que estabas asombrade cuando activistas de extrema derecha incendiaron una efigie tuya (siendo caracterizada como una bruja) durante tu visita a São Paulo, en el 2017. Dos años después, y considerando que esta gente ha tomado ahora el poder político en Brasil, ¿cuáles son tus principales opiniones respecto de ese episodio? ¿Has sido sujeto de tal hostilidad en algún otro sitio?

Esa fue una experiencia muy singular para mí, si bien he encontrado oposición directa en Alemania, por ejemplo, por mi defensa de los derechos humanos de la población Palestina. El miedo en Alemania es que, si criticas injustamente las políticas de Israel, eres anti-semita. Estoy orgullose de ser judíe, y es una lucha, como judíe, buscar justicia por Palestina. La práctica de “quema de brujas” es una de las prácticas más misóginas en la historia de la humanidad, por lo que quemar una efigie de mí como bruja es una celebración de la misoginia. Al mismo tiempo, la figura tenía una estética más bien trans, con un corpiño rosa, sugiriendo que mi ser masculino estaba de algún modo en “drag”. En ese sentido, me reconocieron como masculine, o confundieron su imagen mía como mujer a ser quemada, con una persona trans a ser ridiculizada. Mi identidad de género es no binaria y creo que no supieron hacia dónde dirigir su ataque: ¿Feminismo clásico? ¿Militancia trans?

Para este proyecto he intentado entrevistar al hombre que publicó una petición en tu contra en 2017. Se ha rehusado a hablarme, por nuestro lineamiento editorial. Esta persona ha sido recomendada por el presidente brasileño como una “fuente confiable de información”. ¿Es el diálogo una estrategia posible para lidiar con este tipo de agentes? ¿Si no lo es, cuál sería, y cómo afrontar su influencia digital e intelectual sobre la sociedad?

El diálogo es siempre una meta importante, pero cada diálogo viene con sus condiciones. Si le pidieses a esa persona que te muestre que realmente tiene esa colección de firmas en mi contra y le disputases que ha utilizado bots para llegar a ese resultado, yo apostaría que él no expondría sus mecanismos. Aquellos agentes que buscan producir falsos efectos en los medios públicos no quieren que su artificio sea expuesto.

¿Es posible deconstruir la distorsión que ha transformado la igualdad de género y la libertad de género a una “ideología” armada para adoctrinar y destruir los valores esenciales de la Iglesia católica y las evangelistas?

Creo que la comunidad intelectual debe seguir publicando libros y editoriales que pongan en evidencia las falsedades que están siendo dichas sobre género y estudios feministas, queer, trans, y travestis. Deberíamos dejar en claro lo que hacemos, por qué importa, y lo que no hacemos y por qué no lo hacemos. Esto significa volver a los conceptos básicos de nuestro campo, explicar nuestro modo de pensar y nuestra ética.

En Brasil las iglesias evangélicas se han convertido en la principal fuerza política detrás de los esfuerzos por combatir la “ideología de género”. Cuentan con un gran grupo propio en el Congreso, así como con cientos de estaciones de televisión y radio distribuidas a lo largo del país, con una actitud más radical que la de la Iglesia católica. Son también unas de las principales fuerzas aliadas del presidente Bolsonaro. ¿Cómo se lidia con tal influencia considerando su extraordinario recurso: estar basadas en la fe de la gente?

Yo creo que es posible organizarse desde adentro de la Iglesia para introducir perspectivas más basadas en el conocimiento y en la compasión. La tradición de la teología de la liberación que predomina en las Iglesias evangélicas, antes de que virara a la derecha, estaba relacionada con el predicamento de aquella gente pobre y toda aquella que se encuentre marginalizada. Si tenemos en cuenta los hechos de la desigualdad de género en Brasil, la exposición de mujeres, travestis y gente trans a la violencia, entonces hablamos de la gente marginalizada, aquella que teme por su vida, que vive sin lo suficiente para comer, aquella cuyo trabajo y vivienda se vuelve precaria bajo las condiciones económicas contemporáneas (la invasión total del neoliberalismo en la vida brasileña). Sería bueno mantener conversaciones dentro y entre las iglesias, introducir organizaciones cristianas de gays y lesbianas, y sus padres y madres para introducir la idea de un enfoque más compasivo, ético, y sincero a un tema que ha generado tanto miedo y odio. He notado también que los poderes autoritarios consiguen apoyo de aquellas partes de la población a las que han asustado de modo exitoso. Ya sea la demonización de la gente judía, la criminalización de la gente mexicana, o la patologización de la comunidad LGBTQI y sus formas culturales de expresión, una minoría es creada para alentar el miedo y el odio de la gente. El autoritarismo puede entonces prometer “limpiar” al país de aquellos grupos marginalizados, restaurar la familia a su forma tradicional, reconstruir las inequidades sociales y formas de marginalización que le pertenecen a la “tradición”. Por lo tanto, en nombre del conocimiento y en nombre de la humanidad, debemos detener a esos poderes autoritarios que buscan mantenernos en la ignorancia, con miedo y odio, sean de la Iglesia o del Estado.

Esta entrevista fue originalmente publicada en el sítio brasileño Gênero & Número. Agradecemos a Judith Butler por permitirnos traducir y publicar su texto en el SPW y agradecemos a Julia Bloch, de Akahatá por la traducción. 



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