La IERP se ha pronunciado a favor del matrimonio igualitario y de la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral y trabaja en la promoción y asistencia para el acceso efectivo a derechos sexuales y reproductivos. Cuenta con algo más de 27500 miembrxs entre sus 45 congregaciones en los tres países y 80 obras de servicio en las áreas de salud, educación, niñez y adolescencia y medio ambiente.

“¿Por qué no tenés novia? ¿Por qué no salís a bailar?”. Para esquivar esas preguntas insistentes para las que tenía respuestas pero miedo de compartirlas, cuando era adolescente Sergio López se refugió en la iglesia católica de su pueblo natal, Gobernador Virasoro, en la provincia de Corrientes. Su familia era muy creyente y ese lugar no generaba ningún interrogante. Creció, estudió filosofía y teología porque creía que había un destino escrito para él: ser sacerdote católico. Viajó a Roma para seguir formándose y, sin embargo, se enfrentó con un escenario tan hostil y machista como aquel del que había huido. Tenía claro desde muy chico que le gustaban los varones y en ese ambiente de dominación masculina, encorsetado por el mandato del celibato, estaba obligado a poner en pausa todo tipo de sentimientos y deseos. Después de varias idas y vueltas, se radicó en Buenos Aires donde podía vivir sin la opresión de la heteronorma ni de la Iglesia Católica. Un fin de semana, en un boliche gay conoció a un muchacho que le contó de la iglesia evangélica protestante. Ese hombre que después sería su pareja lo acercó a un universo de fe desconocido para él hasta entonces. Fue ahí donde empezó otro recorrido, un camino de mayor libertad.

Después de estudiar Licenciatura de Teología Protestante, en diciembre de 2012, se ordenó como pastor. Se convirtió en el primero abiertamente gay de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), una iglesia protestante que reúne cristianxs de origen luterano y reformado de tres países: Argentina, Paraguay y Uruguay. De acuerdo con sus estatutos, tiene por objeto la práctica del culto evangélico, la formación cristiana y la defensa y promoción de los derechos humanos. La IERP se ha pronunciado a favor del matrimonio igualitario y de la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral y trabaja en la promoción y asistencia para el acceso efectivo a derechos sexuales y reproductivos. Cuenta con algo más de 27.500 miembrxs entre sus 45 congregaciones en los tres países y 80 obras de servicio en las áreas de salud, educación, niñez y adolescencia y medio ambiente.

Hace 5 años que Sergio López desarrolla su tarea en Villa Ballester, a tiempo completo y en Belgrano, en otra parroquia de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata. “Acompaño el trabajo juvenil a nivel distrito, de la región metropolitana capital y conurbano bonaerense. También apoyo una pastoral que tiene que ver con personas que viven con VIH”, cuenta a LATFEM en uno de los salones de la parroquia porteña donde atiende de manera parcial. Este hombre que ya cumplió 48 años tiene una sonrisa ancha que le ocupa gran parte de la cara y es tan blanca como el clériman que lleva en el cuello.

La conversación con LATFEM se da un día especial en la Parroquia de Belgrano ubicada en la calle Sucre. El templo está colmado por docentes, directivxs, estudiantes y pastorxs que llegaron de distintos puntos del país para compartir experiencias y reafirmar su compromiso con la implementación de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral (ESI), aprobada en la Argentina en 2006 pero con un cumplimiento diferencial si se observa con una lupa aulas y colegios. Hay mate, galletitas y café en una mesa. Las sillas en donde se sientan los y las fieles hoy están ocupadas por público y participantes de la jornada. En el lugar donde se llevan a cabo las ceremonias hay un panel de especialistas conversando sobre derechos sexuales y el rol de las escuelas en esta temática.

Más de 15 instituciones de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, la Iglesia Evangélica Luterana Unida, la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, Iglesia Discípulos de Cristo y el Centro Cristiano Nueva Vida y representantes de organizaciones referentes en la temática como Fundación Huésped y FUSA fueron convocadas por la Fundación Hora de Obrar el 8 de agosto en el marco de la Mesa de Colegios Evangélicos por la ESI. Al final del encuentro emitieron un comunicado que remarca“No todo es lo mismo. No todo es igual. Somos evangélicos. Somos protestantes. Defendemos la educación pública. Defendemos los derechos humanos. Defendemos la ESI”. El documento busca hacerle frente a las miradas que aplanan y simplifican la diversidad de posicionamientos de las iglesias respecto a temas vinculados a ampliaciones de derechos. Ante posiciones neoconservadoras encarnadas por la cúpula de la Iglesia Católica y la Iglesia Evangélica Pentecostal, emergen otras miradas, preocupaciones e intereses en grupos como los de esta Mesa que integra el pastor Sergio López.

No todo es lo mismo

Él sabe que, “no todo es lo mismo”. Por eso se presenta poniendo el acento en su orientación sexual. “Ser Sergio, ser gay y ser pastor está todo en la misma línea. Y hago de eso una militancia que tiene que ver con poner el cuerpo”, explica a LATFEM el hombre que además de oficiar como pastor, escribe artículos y participa de espacios del colectivo LGTBIQ. “Yo tengo clara mi orientación, pero eso no significa que sea pastor solo para los gays. Este es mi punto de partida”, agrega.

“Mi función es hacia lo interno de la Iglesia. Siento que mi desafío no tiene que ver con la sociedad civil porque ahí ya hay muchos otros que hacen este trabajo y nos llevan ventaja. Hay que hablar, conversar y concientizar en nuestros espacios, al interior de nuestras propias iglesias y comunidades donde hace falta una relectura bíblica, una mirada diferente y poner el cuerpo”, dice. Y también plantea: “creo en las comunidades abiertas e inclusivas, no creo en ghettos. Estamos haciendo escuela y perdiendo los miedos. No creas que todos estamos encolumnados bajo las posturas que planteo. Mi trabajo es litigar con mi propia gente”.

Hace dos años Sergio López se casó con su compañero, Renato. Primero lo hicieron por civil y luego llevaron a cabo la ceremonia religiosa. “Para nosotros el matrimonio no es un sacramento, es una bendición siempre y cuando el Estado determine que dos personas son matrimonio. Antes de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina era imposible acceder a la bendición matrimonial. Las personas sean del género que sean tienen que estar casadas bajo la ley. Lo que la ley determina que es matrimonio, nuestra Iglesia lo bendice”, explica.

Para él fue muy importante “romper con la estructura, con esa hegemonía heteronormativa y plantear otro modelo de familia donde ya no existe la mujer del pastor sino el esposo del pastor”. “Así como en la Iglesia Católica, el cura célibe implica la consagración total a Dios; en nuestra tradición protestante el pastor siempre estaba casado, como ejemplo y modelo de familia con la esposa y los hijos.

Mi esposo plantea otro modelo, los dos planchamos, los dos cocinamos, él participa de la iglesia y colabora. La comunidad valora mi trabajo como pastor”.

¿Cuál es la importancia de que los pastores participen de espacios como la Mesa de Colegios Evangélicos por la Educación Sexual Integral?

Los colegios que participaron son colegios confesionales dentro de lo que es la tradición protestante y dentro del protestantismo histórico. Estuvimos los pastores porque es importante reafirmar con nuestra presencia y nuestro trabajo en relación con lo que dicen nuestros estatutos sobre atender los derechos humanos en un sentido amplio. Hablamos de derechos. Una cosa es lo médico o lo clínico y otra es el marco de derechos. No es únicamente responsabilidad del médico facilitar un preservativo o velar por los índices de VIH y las enfermedades de transmisión sexual. Tenemos un mandato de cuidado, respeto e integridad de las personas.

El año 2018 estuvo marcado en Argentina por el debate por el aborto legal, seguro y gratuito. Se habla mucho de la injerencia de las cúpulas de las Iglesias católica y la evangélica pentecostal sobre en este tema, ¿cuál es su opinión sobre este tema?

Nos debemos la ley del aborto legal como sociedad. No podemos discutir desde la moral. Debemos asegurar que se haga en condiciones de higiene, respeto, cuidado y que salgamos de la clandestinidad.

Me parece nefasto que bajo el pretexto de las dos vidas nos obliguen a pensar qué vida se salva y cuál se descarta. No está en juicio esto. No es una cuestión ética sino de resarcimiento social, de equidad, de derechos.

Soy el primero que pelea para que el aborto deje de ser clandestino.

¿Se han acercado a sus parroquias adolescentes o mujeres que están atravesando embarazos no deseados y quieren interrumpirlos? ¿Cuál es respuesta que les da como pastor?

En las poblaciones más marginales donde trabajé no puedo hablar de embarazo no deseado porque muchas veces las mismas chicas creen que ser madres es la única forma de ser respetada en su rol social. Entonces dejan de cuidar a sus hermanos más chicos para convertirse en madres.

Vienen mujeres porque se sintieron mal porque interrumpieron sus embarazos en la soledad, en la clandestinidad. Ahí me toca hacer un abordaje pastoral. No estamos para juzgar a nadie. Las personas ya vienen con situaciones jodidas a nivel personal, afectivo y no podemos juzgarlas en sus decisiones. Entonces abrimos el espacio para la escucha, el acompañamiento, la contención y todo en el marco del secreto pastoral. Son decisiones tomadas y yo respeto mucho esas decisiones. Me queda transmitirles paz, alivio y libertad. Respeto mucho las libertades. Son situaciones que yo no quisiera que pasen pero las respeto en sus decisiones y voy a pelear, como ya dije, para que deje de ser clandestino.

El debate por el aborto también abrió la conversación sobre la separación de la Iglesia del Estado que se sintetiza en un pañuelo naranja, ¿Cuál es su posición sobre este tema?

El protestantismo históricamente ha tenido una posición que separa Iglesia del Estado. Propicia un Estado laico, que es que el Estado legisle por el bien de todos los ciudadanos porque son dos ámbitos totalmente distintos. Para tener una Iglesia verdaderamente separada del Estado habría que modificar la Constitución Nacional porque ya en el artículo dos sostiene el culto católico apostólico romano.

¿Cómo analiza las reacciones de grupos fundamentalistas, conservadores y antiderechos?

Todo el mundo evangelical y las iglesias más históricas se vieron confrontadas e interpeladas con este tema. El mundo protestante histórico y luterano no tiene una visión homogénea pero los pentecostales y católicos no pueden invadir la conciencia individual y el fuero público. La fe es privada y tiene que ver con el fuero íntimo y personal.

Si vos querés como Iglesia ser ortodoxo, conservador y plantearle eso a tus fieles, podés hacerlo pero eso que no se traduzca a la esfera pública.

 

Por María Florencia Alcaráz, en LATFEM