Publicado originalmente en El País: http://internacional.elpais.com/internacional/2016/02/03/actualidad/1454456312_598001.html
La experta critica que las políticas trasladan a las mujeres el problema de la enfermedad
La crisis por el virus del Zika es una oportunidad única para que América Latina reabra un debate necesario sobre problemas subyacentes tras esta nueva crisis sanitaria: las desigualdades sociales y los a menudo ignorados derechos reproductivos de la mujer, afirma Alicia Ely Yamin, directora de políticas en el Centro de Salud y Derechos Humanos François-Xavier Bagnoud de la Universidad de Harvard. Porque si no se atiende este caso también desde la perspectiva “social”, la del zika no será la única crisis sanitaria que podría afrontar la región, advierte la también asesora de la ONU y autora del libro Poder, Sufrimiento y la Lucha por la Dignidad: Marcos de derechos humanos para la salud y por qué son importantes.
Pregunta. La crisis del zika, ¿puede ser una oportunidad para abrir el debate sobre los derechos reproductivos y la educación sexual en América Latina?
Respuesta. Debería ser una oportunidad, pero lo que pasa es que entre la respuesta de los gobiernos y la histeria que están fomentando los medios, se ha olvidado lo que es realmente una cuestión de defectos crónicos políticos en la región: que [la mayoría de las afectadas] son mujeres pobres que viven a menudo en condiciones insalubres, no tienen educación sexual ni acceso seguro a anticonceptivos, son mujeres que ni pueden decidir cuándo tienen relaciones sexuales, que no tienen derecho a una vida digna. Todo eso aparentemente se ha olvidado.
P. ¿Qué se puede hacer para abrir ese debate?
R. Hay que sopesar que tenemos congresos en la región que en algunos casos parecen haber abdicado el poder a las iglesias en vez de asumir su obligación de proteger y respetar los derechos reproductivos y los derechos humanos. Así que sí me parece que es una oportunidad para abrir esa conversación, pero no se está haciendo. Se dice que todos los países van a actuar conjuntamente para controlar los vectores, los mosquitos, y eso es una buena medida, sí. Pero también hay que reconocer que este requiere abordar un fenómeno social.
P. Resumiendo, ¿no todo se debe limitar a combatir al mosquito que transmite el zika?
R. En este caso combatir el mosquito es el primer paso. Pero a menudo no se llega al segundo paso. Esto lo hemos visto en otras ocasiones, en la reacción internacional al ébola, al SARS, siempre pasa lo mismo: son violaciones de derechos fundamentales las que fomentan estas enfermedades olvidadas o estos brotes dramáticos. Es cierto, tenemos que controlar el mosquito. Pero también tenemos que ver por qué surgió esto y por qué tienen que sufrir las mujeres pobres, las adolescentes, las mujeres violadas.
P. ¿Serán efectivos los llamamientos de las autoridades en la región a las mujeres para que eviten quedarse embarazadas?
R. Sabemos que campañas de salud pública como la de “di no a las drogas” o “solo abstinencia” no funcionan. Pero en este caso particular es el colmo del cinismo, supone trasladar un problema político, sistémico, estructural, a una cuestión de conducta individual de mujeres pobres, marginadas y sin poder sobre sus proyectos de vida. Nunca se deben transformar las políticas, las condiciones estructurales que subyacen en todas estas enfermedades de pobreza, en una conducta individual.
Además, incluso con acceso seguro a anticonceptivos, algunas mujeres quedarán embarazadas, y estamos hablando de los países que tienen la peor legislación en cuanto al aborto en todo el mundo. Como El Salvador, donde no existe ninguna excepción de criminalización del aborto. Y usan la ley penal, incluso no les acusan de aborto solamente, sino también de infanticidio, que lleva mayores penas privativas de la libertad.
P. ¿Qué pasos propondría usted?
R: Obviamente se tienen que controlar los mosquitos, es el mismo que provoca dengue, así que tenemos idea cómo controlarlo. Pero segundo, reformar leyes no es cuestión de dinero, así que se puede hacer para asegurar que las mujeres que se embaracen y a las que se les diagnostique la microcefalia, puedan acceder a un aborto seguro si lo desean. Y tercero, garantizarles acceso a anticonceptivos, a una gama de anticonceptivos en la práctica, no en papel. Eso sería un comienzo.
También hay que empezar una conversación con la ciudadanía de por qué está pasando esto, qué nos dice de estas sociedades y de la igualad de género y de goce efectivo de los derechos sexuales y reproductivos. América Latina tiene sus particularidades en relación con estos temas. El grado extremo de inequidades, las élites al lado de gente sumamente pobre y marginada, esas diferencias, el sexismo, la violencia y la falta de control que las mujeres tienen de sus propios proyectos de vida aunque haya legislación en la región y se hayan firmado las convenciones. La brecha entre las legislaciones y la implementación en la práctica tiene unas dinámicas particulares en la región.