Sexuality Policy Watch [ES]

Política sexual de enero a junio de 2024 (Parte 1)

¡Gracias Akahata por la traducción al Español! 

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Parte 1 – Democracias en disputa

Palabras Iniciales

Como se destacó en ediciones anteriores, en los últimos años la política sexual se ha vuelto inseparable de las dinámicas de desdemocratización y autoritarismo que han crecido en todo el mundo, con particular vigor en América y Europa, donde los regímenes democráticos parecían estar consolidados. En todas partes, el género y la sexualidad son dimensiones que deben tenerse en cuenta en estas condiciones y reconfiguraciones, pero su centralidad como objetivo de las fuerzas antidemocráticas es particularmente flagrante en estas dos regiones que, durante la última década, han sido el escenario principal de las luchas antidemocráticas. política de género. Preservando este marco, nuestro primer boletín para 2024 presta especial atención a los procesos electorales, ya que este año hay 69 elecciones nacionales, además de la elección al Parlamento Europeo. El 6 de junio, cuando cerramos la edición portuguesa, ya se habían celebrado 28 de estas elecciones.

Varias de estas elecciones han definido o definirán rumbos políticos en contextos muy relevantes, como Sudáfrica, India, México, la Unión Europea, Reino Unido, Uruguay y, finalmente, Estados Unidos en noviembre, cuyos resultados determinarán en gran medida ser decisivo para el futuro de la democracia en el mundo. Por ello, el Foro Regional de Asuntos Pendientes y Emergentes, una iniciativa regional conjunta de SPW, Akahatá, Promsex, Puentes y Synergia, diseñó una jornada de debates sobre este megaciclo electoral y sus resultados.

La opción editorial de este boletín es un aporte a este camino de debates. Pero esto implicó, por un lado, un mayor volumen de contenidos y páginas y, por ello, por primera vez, el boletín se organiza en dos secciones. El primero está dedicado a examinar, a vista de pájaro, los procesos electorales del primer semestre de 2024 y sus antecedentes, y el segundo analiza nuestra agenda habitual de política sexual. Esta agenda también hizo que se retrasara su publicación para cubrir los resultados de cuatro elecciones muy significativas a finales de mayo y principios de junio: Sudáfrica, México, India y el Parlamento Europeo.

¡Buena lectura!
Sonia Corrêa, Fábio Grotz, Nana Soares, Tatiane Amaral

Actividades y contenidos de SPW

Entre febrero y junio se realizaron dos debates vinculados al contenido de este boletín. En febrero tuvo lugar un diálogo entre activistas de Argentina, Brasil y El Salvador sobre cómo sostener la resistencia en situaciones de desdemocratización extrema, cuyo informe será publicado en breve. Y comenzamos el camino hacia las elecciones de 2024 con debates sobre las elecciones en América Latina (7 de mayo) y Estados Unidos (4 de junio).

Invitamos a lectorxs brasileñxs a escuchar la serie de podcasts que estamos creando en colaboración con Labjor, del Departamento de Comunicación de la UNICAMP, en base al contenido del Pequeño Diccionario sobre los Términos Ambiguos del Debate Político Actual. Ya están al aire episodios sobre “Ideología de género” y “Cristofobia” y se están preparando “Racismo inverso” y “Patriotismo”.

Y también recomendamos leer dos artículos. La traducción al portugués del artículo de Françoise Girard sobre el resurgimiento de la ideología pronatalista asociada al crecimiento de la derecha y el resurgimiento del autoritarismo. Y también actualizamos un artículo de Marco Aurélio Prado sobre la Marcha del Orgullo LGBTQIA+ de São Paulo 2018. La posdata, en colaboración con Nana Soares, retoma cuestiones abordadas hace cuatro años a la luz del escenario 2024.

Guerras e desdemocratización

Desde octubre, el conflicto entre Israel y Hamás viene produciendo imágenes y cifras espantosas: en la devastada Franja de Gaza, según la ONU, más del 5% de la población del enclave de 2,2 millones de habitantes está muerta, herida o desaparecida, y se contabiliza que, desde entonces, 10.000 niñxs han perdido la vida. Al mismo tiempo, es como si el conflicto resultante de la invasión de Ucrania, que se prolonga desde 2022 sin horizonte de resolución, se estuviera “normalizando”, como lo muestra un artículo de Janaína Figueiredo en O Globo. Y hay otros conflictos armados en curso tanto en las proximidades de estas zonas de conflicto como en otros contextos.

Las guerras en Ucrania y Gaza también han revelado la incapacidad del sistema multilateral para detener conflictos de gran escala, como ya había ocurrido a principios de los años 2000, durante la invasión de Irak, el acontecimiento inaugural de las guerras del siglo XXI. Hoy sin embargo, el alcance de la ayuda humanitaria que, como muestra el artículo de la BBC, se ha visto obstaculizada sistemáticamente en Gaza.

En tales circunstancias, cobran especial relevancia las acciones penales interpuestas ante la Corte Penal Internacional (CPI) por varios países y, más especialmente, la acción interpuesta por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia (CJI) a finales de diciembre de 2023.[i] A finales de enero, la CIJ dictaminó que Israel debe tomar todas las medidas necesarias para impedir el genocidio en Gaza. Cuando se estaba ultimando este boletín en mayo, ambos tribunales emitieron decisiones aún más sólidas. El Tribunal ordenó a Israel suspender las operaciones en Rafah y a Hamás para entregar inmediatamente a los rehenes aún con vida. En la CPI, la fiscal Karin Khan pidió a los jueces que consideraran emitir órdenes de arresto contra los líderes de Hamas, Yahya Sinwar, Mohammed Diab Ibrahim Al-Masri e Ismail Haniyeh, así como contra el primer ministro israelí y el ministro de defensa de Israel, Benjamin Netanyahu y Yoav Gallan.

No hay indicios de que Israel o Hamás vayan a reconocer estas decisiones. De hecho, mientras se escribía este texto, Rafah estaba siendo bombardeada una vez más. Pero aun así deben leerse como señales positivas que se contrastan con el silencio y la inacción que prevalecen en relación con la guerra en Ucrania. Además, las posiciones de los dos tribunales coinciden con una intensa ola de protestas estudiantiles en Estados Unidos, Canadá y otros países contra el genocidio en Gaza. Al mismo tiempo, se produce un abandono paulatino del alineamiento automático de los países europeos con Israel, así como la ruptura de relaciones diplomáticas. En enero, el Parlamento Europeo aprobó una moción que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza y, en mayo, España, Irlanda y Noruega finalmente reconocieron el Estado de Palestina. A finales de mayo, Chile firmó la acción presentada por Sudáfrica y Brasil retiró definitivamente a su embajador en Israel. Los próximos meses seguramente estarán marcados por la evolución de estas movilizaciones y realineamientos.

Desdemocratización persistente

Las guerras del siglo XXI y los conflictos relacionados no están disociados de las dinámicas de autocratización y desdemocratización que caracterizan el escenario global. La invasión de Ucrania, por ejemplo, está directamente asociada con el expansionismo del régimen autoritario de Putin. En el informe del V-DEM de 2024, “Democracy winning and losing at the ballot”, Israel ya no califica como una “democracia liberal”. Y, en Estados Unidos, como se analiza en el artículo de Nexo, el inquebrantable alineamiento del gobierno de Biden con Israel podría tener efectos nocivos en los resultados electorales al alejar a la juventud del Partido Demócrata. Esta separación quedó clara cuando la joven asesora judía del personal presidencial, Lily Greenberg, renunció a su cargo declarando que no podía seguir representando a la administración, ante el desastroso apoyo del presidente Biden al genocidio.

Además de los contextos más directamente implicados en estas dos “grandes guerras”, las cifras del V-DEM 2024 también registran el empeoramiento de la degradación democrática en varios otros cuadrantes. En 2023, el 71% de la población mundial (5.700 millones de personas) vivía bajo regímenes autocráticos, aun cuando los grados de represión política en ellos varían. Este patrón corresponde a lo registrado en 1985. Desde 2009, la proporción de personas que viven en condiciones autocráticas ha superado el tamaño de la población que vive en democracias electorales o democracias liberales. Steven Forti, en un artículo de Nueva Sociedad, enumera amplios motivos de preocupación respecto de los resultados del megaciclo electoral 2024 en las Américas y Europa, donde se concentran estas democracias, debido a la intensa articulación de la ultraderecha con miras a ganar estas elecciones.

Una secuencia de eventos públicos ocurridos desde febrero ilustra esta creciente capacidad de articulación transfronteriza. Según el periodista argentino Juan Elman, la reunión del CPAC en Washington en febrero fue un “escenario para la venganza de Trump”. Para principios de abril estaba prevista una conferencia de los conservadores nacionalistas que reuniría en Bruselas a iconos de la ultraderecha europea, también con objetivos electorales. El evento provocó protestas y medidas restrictivas por parte de las autoridades locales, cuyos efectos fueron, sobre todo, negativos[ii]. Y a finales de mes, el CPAC se reunió de nuevo en Budapest, también para discutir las perspectivas electorales, como informó Jamil Chade en UOL. Como ilustraciones del ambiente de la reunión, Eduardo Bolsonaro atacó, en sus discursos, las investigaciones del STF contra los golpistas de 2022, y José Antonio Kast calificó a Gabriel Boric de presidente “woke”.

Finalmente, entre el 18 y 19 de mayo, estas mismas fuerzas se reencontraron en Madrid, bajo el auspicio de Vox, para dar a conocer a sus líderes y agendas de cara a las elecciones europeas de junio. En aquella ocasión, en respuesta a los grotescos insultos dirigidos por Javier Milei contra el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, España llamó a su embajadora en Argentina a Madrid. Este episodio fue analizado por el historiador Felipe Pigna como una señal de que Milei apunta a convertirse en líder de la ultraderecha transnacional, en una gran entrevista que aborda otros rasgos de la figura.

Antecedentes del megaciclo electoral de 2024

Antes de examinar los primeros resultados del ciclo electoral de 2024, es interesante recordar –aunque sea brevemente– las dinámicas políticas de 2023 cuyos efectos se mantienen activos e impactan en los contextos nacionales y regionales donde se desarrollan las nuevas elecciones.

Empezando por Asia, es necesario mencionar un grave conflicto armado que, de alguna manera, está sepultado bajo las sombras de Ucrania y Gaza. En Myanmar, la reacción popular que se concretó contra el golpe militar de 2021 se convirtió, el año pasado, en un conflicto armado abierto en el que el ejército está perdiendo terreno. Pero, como informa France 24, no hay una solución política a corto plazo, debido a las posiciones adoptadas por China, India y Tailandia ante el conflicto.

También en el sudeste asiático, el longevo primer ministro camboyano, Hun Sen, continuó su dinastía y eligió a su hijo en una votación considerada fraudulenta por los observadores externos. Desde entonces, según Project Syndicate, se han multiplicado las detenciones y asesinatos de opositores, periodistas y dirigentes sindicales. Asimismo, en Sri Lanka, como muestra un informe de Human Rights Watch, el gobierno instalado tras la crisis económica y las protestas sociales de 2022 ha reprimido a los opositores y ha propuesto nuevas leyes para combatir el terrorismo y la regulación de las ONG que amenazan los derechos y libertades fundamentales.

Africa

En 2023, en Egipto, una elección pro forma dio al general Sisi un nuevo mandato. En el África subsahariana, donde desde 2021 los militares habían tomado el poder en ocho países y había muchos conflictos armados localizados[iii] , el año pasado se produjeron nuevos golpes de estado en Gabón y Níger. En el primer caso, el golpe se produjo como consecuencia de un proceso electoral, patrón que se repitió en otros países donde se registraron intentos de golpe postelectorales: Guinea Bissau, Sierra Leona y la República Democrática del Congo. Y, en Senegal, estalló una grave crisis cuando Ousmane Sonko, líder de la oposición, fue arrestado acusado de violación. El gobierno de Macky Sall reprimió brutalmente las protestas. Según lo analizado por la evaluación anual realizada por DW, la región enfrentó enormes desafíos en 2023.

Europa

En 2023, las dinámicas electorales europeas fueron paradójica. En España, las elecciones generales convocadas por Pedro Sánchez dieron como resultado un nuevo gobierno del PSOE y redujeron la presencia de Vox en el parlamento nacional, pero esto no redujo la virulencia de los ataques de la ultraderecha contra el primer ministro. En Polonia, el ultranacionalista Partido Ley y Justicia fue derrotado por Donald Tusk, actual primer ministro, lo que enfrió el clima político en Europa del Este y abrió un nuevo espacio para la agenda del derecho al aborto y la diversidad sexual.

Y el populismo de derecha también ha ganado terreno en otros contextos. El Partido Popular Suizo, considerado hace 30 años una formación extremista marginal, ganó las elecciones legislativas de octubre con un amplio margen de votos. En noviembre, en los Países Bajos, el Partido de la Libertad de Geert Wilders, cuyos avances electorales vienen aumentando desde hace mucho tiempo, triunfó en las elecciones parlamentarias, obteniendo 35 de los 150 escaños del Parlamento. Esto llevó a la formación de una coalición con posiciones radicales contra la inmigración y abiertamente alineada con el gobierno de Netanyahu.

América Latina

Por un lado, hay que decir que, como era de esperar, la represión en Nicaragua se ha recrudecido, como se puede comprobar en esta recopilación, de la que recomendamos especialmente la entrevista de Teresa Blandón y el artículo de Mónica Baltodano. Y las condiciones políticas venezolanas empeoraron, como lo ilustra el referéndum convocado por Maduro para anexar un vasto territorio en la vecina Guyana, que desencadenó muchas preocupaciones en los países vecinos, especialmente Brasil.

Por otra parte, los resultados electorales del año fueron sorprendentes e inquietantes, por no decir espantosos. En Ecuador, el asesinato de uno de los candidatos definió el resultado electoral y, en enero, el recién instalado gobierno de derecha de Daniel Noboa decretó el estado de excepción y reconoció la existencia de un “conflicto armado interno”. Desde entonces, se ha vivido un cuadro de degradación institucional, cuyo episodio más fuerte fue la invasión policial a la embajada de México, en abril, para rescatar al exvicepresidente Jorge Glas, analizado en detalle por la BBC.

Y el escenario argentino puede decirse que está tenebroso tras la toma de posesión de Javier Milei, cuya victoria no se había previsto. Su toma de posesión, el 20 de diciembre, convirtió a Buenos Aires en un nuevo hotspot para las derechas transnacionales. Desde entonces, el nuevo presidente, que no tiene mayoría parlamentaria, recurre al “caos como método de gobernar”, como también se vio en Brasil en los primeros días del gobierno de Bolsonaro. Al mismo tiempo, Milei ha estado adoptando medidas mucho más drásticas para reducir el gasto público y demoler políticas sociales, la mayoría de las cuales ahora están agrupadas bajo el Ministerio de Capital Humano. Otra diferencia llamativa en relación con Brasil es que, como muestra nuestra recopilación, desde diciembre la sociedad argentina salió a las calles con gran vigor, a pesar de la represión policial. Las marchas del 8 de marzo fueron vigorosas, al igual que las protestas contra la demolición de la educación pública en Buenos Aires y otras ciudades. Para entender mejor el escenario del país vale la pena seguir el Observatorio Argentino.

En términos electorales, sin embargo, llegan buenas noticias desde Guatemala, donde las élites -que integran el llamado “pacto de los corruptos”- fueron derrotadas electoralmente, pero crearon todo tipo de obstáculos para impedir que Bernardo Arévalo asumiera el cargo. El nuevo presidente finalmente asumió el cargo, el 15 de enero de 2024, una victoria cuyo significado es especialmente relevante en el contexto centroamericano, donde hoy conviven autocracias de izquierda y derecha.

Finalmente, es necesario hablar un poco de Brasil, evaluado por el informe V-DEM 2024 como un ejemplo de enfrentamiento a la desdemocratización. Esta evaluación fue motivada por los resultados de las elecciones de 2022, la solidez de las investigaciones del 8 de enero y el intento de golpe militar postelectoral que involucró a Bolsonaro, algunos de sus ministros militares y otras figuras políticas. Pero también a través de iniciativas judiciales y propuestas legislativas para regular las plataformas digitales para contener su impacto de desinformación política. A pesar de estos méritos, las condiciones brasileñas son muy paradójicas.

Por ejemplo, los esfuerzos por contener las fuerzas antidemocráticas y la regulación digital explican el virulento ataque hecho por Elon Musk contra el juez Alexandre de Moraes, que tuvo amplias repercusiones en Brasil y el mundo. Este choque, algo sorprendente, demuestra una vez más la relevancia estratégica de Brasil para la ultraderecha transnacional. Pero también converge con la vitalidad de la ultraderecha nacional, a pesar de las condenas que pesan contra Bolsonaro y sus aliados, que se pueden ver en las manifestaciones callejeras de principios de 2024 (aquí y aquí).

Especialmente en el Congreso, las alianzas entre la ultraderecha y el centro han creado obstáculos crecientes para la gestión del gobierno en este complejo escenario de desconsolidación democrática. En estos complejos juegos se plantean constantemente cuestiones de género y sexualidad, y también hay signos crecientes de malestar con la gestión federal de la izquierda. En tal contexto, las elecciones municipales de octubre de 2024 serán un momento crucial para evaluar la solidez de la reconstrucción democrática brasileña.

Las elecciones de 2024: primeros resultados

Como informa el mapa de Idea International, entre enero y mayo de este año ya se han celebrado 27 elecciones. Este grupo incluye varios regímenes autocráticos, en los que las elecciones son simulacros, como Bielorrusia, Irán y Rusia; democracias electorales frágiles, como Pakistán, Indonesia, Bangladesh, Senegal y El Salvador; pero también democracias consolidadas en las que la derecha estaba o en el poder, como en la India, o en crecimiento, como en los países europeos.

Las elecciones “simulacro”

Comenzando por el primer grupo, los resultados fueron los esperados: mantenimiento del status quo. Pero en el caso de Irán, la muerte del presidente Ibrahim Raisi significa que pronto se realizarán nuevas elecciones. No está muy claro cómo estas dinámicas pueden afectar la posición de Irán en el conflicto entre Israel y Gaza. Y, sobre todo, como señala Amnistía Internacional, la muerte de Raisi no puede cancelar la deuda contraída con las víctimas de la brutal represión que impuso a la rebelión popular feminista de 2022.

Las elecciones rusas tampoco sorprendieron. Putin, que lleva más de 20 años en el poder, obtuvo el 87% de los votos y, según varios analistas, permanecerá en el poder hasta su muerte. Respecto a las elecciones rusas, recomendamos el artículo El Ginete de Bronce, de Sérgio Ramírez. En él, el disidente nicaragüense critica duramente el apoyo de la izquierda latinoamericana al régimen ruso, identificando las conexiones ideológicas entre Putin y la ultraderecha occidental que esas mismas izquierdas dicen combatir.

Asia y Pacífico

En Asia, se celebraron elecciones en Bangladesh, Pakistán e Indonesia. Cuando terminábamos esta edición finalizaron las elecciones indias, las más importantes a nivel regional, que duraron 44 días y en las que participaron 970 millones de personas. Otras dos elecciones tuvieron lugar en el Pacífico, en Tuvalu y Kiribati.

En Bangladesh, las elecciones llevaron a la Primera Ministra Sheikh Hasina a un quinto mandato, un proceso en el que hubo un boicot por parte de los partidos de oposición y muchas críticas de los observadores internacionales (ver Al Jazeera, Associated Press e IDS). En Pakistán, donde la política está históricamente impregnada de prejuicios dinásticos y tensiones religiosas, Azif Zardari, viudo de Benazir Butho, fue elegido presidente en un acuerdo con la Liga Musulmana, que nombró al primer ministro. Y, en Indonesia, resultó elegido el ex general Prabowo Subianto, candidato del actual presidente, contra quien existen acusaciones de violaciones de derechos humanos durante la ocupación de Timor Leste. Estos datos son inquietantes, ya que Indonesia es uno de los países de la región que ha registrado una trayectoria social e institucional muy positiva relacionada con la protección de los derechos humanos desde la década de 1990.

En las elecciones indias estaba en juego el tercer mandato de Narendra Modi, líder del BJP, el partido político más grande y rico del mundo. Elegido en 2014, como analiza el excelente artículo de Fábio L.B dos Santos, Modi instaló un régimen en el que se superponen autocratismo y neoliberalismo, cuyos rasgos neofascistas se agravaron tras su reelección en 2019. Desde entonces, ha habido una persecución sistemática contra opositores, represión a las protestas sociales, creciente control del poder judicial y, ahora también, del sistema electoral. Su marca es la safronización, la consolidación del nacionalismo hindú que incita a la violencia comunitaria sistemática contra la población islámica y otras minorías religiosas, y está erosionando vigorosamente el secularismo, una sorprendente característica original de la constitución india.

En las elecciones de 2024, Modi enfrentó desafíos. Desde 2022, Rahul Gandhi, líder del Partido del Congreso, camina por todo el país movilizando a sectores populares y, en las elecciones estatales de 2023, el BJP perdió el control de tres estados, incluido Karnataka (el llamado el Silicone Valley indio). Estas movilizaciones tuvieron repercusiones, porque, aunque las encuestas de opinión, incluidas las encuestas a boca de urna, habían pronosticado una victoria abrumadora del BJP, no fue eso lo que sucedió.

En 2024, el BJP ganó la mayoría de los escaños del Lok Sabha, pero por mayoría simple. El Partido del Congreso duplicó con creces su representación. Modi se verá obligado a negociar, lo que sin duda obstaculizará las drásticas reformas constitucionales que estaba planeando. Hicimos una recopilación muy extensa de los balances de estos resultados. Para empezar, recomendamos el artículo de Pratab Bahnu Metha en el Indian Express, que valora el resultado como el principio del fin de una época de sombras en la que Narendra Modi deja de ser la divinidad que aspira a encarnar. Vuelve a ser un político corriente que se enfrentará a un Congreso no servil.

África

En África subsahariana se celebraron elecciones en Togo, Islas Comoras, Madagascar, Senegal y Sudáfrica, siendo estas dos últimas las más relevantes. Las elecciones senegalesas previstas para febrero estuvieron influenciadas por la crisis de 2023 y no se celebraron hasta marzo, tras un grave riesgo de ruptura institucional. Diez días antes de las elecciones estallaron nuevas protestas populares que fueron duramente reprimidas por el gobierno de Sall, que también restringió los medios de comunicación y decretó la suspensión de las elecciones. La Corte Constitucional, sin embargo, garantizó la integridad del proceso electoral, lo que dio la victoria al opositor Diomaye Faye, que hoy es el presidente más joven del continente. Sonko fue nombrado primer ministro de un gobierno que pretende implementar una política definida como independiente y africanista. Para saber más sobre la dinámica senegalesa, consulte la recopilación.

El 31 de mayo tuvieron lugar las elecciones sudafricanas, en las que el presidente Cyril Ramaphosa, del Congreso Nacional Africano (CNA), era el favorito. Pero en lo que fue la séptima elección presidencial desde el fin del apartheid en 1994, el ANC compitió no sólo con el DA, la oposición desde entonces, y otros 15 partidos minoritarios, sino también con dos escisiones del partido: el Economic Freedom Fighters (EFF), de Julius Malema, y ​​uMkhonto we Sizwe (M.K,), del expresidente Jacob Zuma. El CNA obtuvo solo el 40% de los votos, frente al 57% en 2019. El AD obtuvo el 22%, el partido de Zuma el 15% y el EFF el 9,5%. Por primera vez desde la década de 1990, el CNA tendrá que formar una coalición para gobernar. Pero, como destacan el artículo de DW y otros analistas, en estas elecciones no sólo estaba en juego la hegemonía del CNA. La abstención del 58% frente al 67% en 2019 revela una fuerte incredulidad y desconfianza entre el electorado, especialmente los más jóvenes, frente a un régimen democrático popular, contaminado por prácticas corruptas e incompetentes y que no ha cumplido la igualdad social prometida. Recopilamos análisis sobre la elección y sus repercusiones.

América Latina

En 2023, el escenario político latinoamericano no era precisamente auspicioso. Además, como señaló Juan de la Torre en el debate Democracias en Disputa, actualmente es muy difícil predecir las tendencias políticas electorales en la región, debido a dinámicas internas inusuales, pero también como resultado de nuevas condiciones geopolíticas. En este contexto incierto, ya se han celebrado cuatro elecciones desde enero de 2024: El Salvador, República Dominicana, Panamá y México. En los dos primeros casos los presidentes fueron reelegidos, y en Panamá salió victorioso el candidato del expresidente que, acusado de lavado de dinero, se encuentra exiliado en la embajada de Nicaragua. En ambos casos, los resultados significan continuidad de gobiernos conservadores. En República Dominicana, la victoria de Luis Abidaner tendrá, entre otros efectos, la intensificación del racismo contra la migración haitiana, ya que el presidente se ha comprometido a terminar el muro que separa a ambos países. En Panamá, la elección de Raúl Mulino, ex ministro de seguridad, debería implicar la profundización de la política neoliberal y, posiblemente, medidas de mano dura contra la migración y el crimen.

Pero el caso de El Salvador es emblemático. Nayib Bukele ganó un segundo mandato con más del 85% de los votos válidos, presagiando un camino autocrático de larga duración y estableciendo la idea de haber creado una “política modelo” para controlar el crimen. En la muy extensa recopilación que hicimos sobre el país, recomendamos el análisis de Juan Elman sobre la compleja lógica del discurso de Bukele y cómo capturó realmente el imaginario popular en el que el presidente es tan importante o más importante que “dios”. Y, como El Salvador es escenario de un vigoroso movimiento feminista, el artículo de Beatriz Guillén expone la forma en que Bukele trata a las mujeres. El 1 de junio, Bukele asumió el cargo en una ceremonia fuertemente militarizada a la que asistieron Milei, Daniel Noboa y Donald Trump Jr, además de Xiomara Castro, Rodrigo Chávez y el rey de España, lo que sugiere que El Salvador se está convirtiendo en un mini centro de la ultraderecha transnacional.

En México, los resultados electorales fueron de continuidad, pero, podría decirse, con señales cambiadas, ya que confirmaron la hegemonía de MORENA liderada por López Obrador, el primer partido de izquierda en gobernar el país. Se trató de una megaelección en la que participaron 20.000 candidatos y en las que más de 90 millones de personas estaban habilitadas a votar. La gestión de la política económica y social por parte de Obrador fue la que aseguró esa continuidad, pero no estuvo exenta de críticas, pues centralizó el poder y manifestó no pocos sesgos populistas, no contuvo la expansión de los cárteles y la violencia estructural (120.000 personas desaparecieron y cientos de periodistas asesinados) y atacaron el sistema electoral y el poder judicial.[iiii]

La violencia política no es nada nuevo en México, pero en las elecciones de 2024 fue brutal. Según la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado, desde junio de 2023, 80 personas han sido asesinadas, 34 de ellas candidatos a cargos electivos. En contraste, la elección quedará registrada como un hito en la historia de la política electoral, ya que dos mujeres compitieron por la presidencia de una república: la ganadora Claudia Sheinbaum, candidata por MORENA, y Xóchitl Gálvez en representación de una coalición opositora que reunió a los históricos enemigos PRI, PRD y PAN. Como analiza Flor Alcaráz en un artículo de El Diário AR, el escenario electoral mexicano es ilustrativo de una nueva era en la que la política se feminiza en la izquierda y la derecha del espectro político.

Sheinbaum, que ganó las elecciones con el 59% del total de votos, fue mayoría en prácticamente todas las regiones y categorías demográficas, e incluso fue votada más por hombres que por mujeres. Quienes mostraron mayor resistencia a la exalcalde de la Ciudad de México fueron los jóvenes, mientras que los más pobres demostraron un amplio apoyo a la candidata de MORENA. Ella, una científica, de perfil progresista, gobernará un país de tradición machista y violenta, elegido en un proyecto de continuidad de un presidente muy popular, pero también machista, centralizador y que deja un legado espinoso en materia de violencia estructural. Será necesario seguir de cerca la política mexicana para entender exactamente qué significan estos resultados. Hemos recopilado análisis sobre el escenario mexicano.

Europa

Ya se han celebrado elecciones electorales en Finlandia, Eslovaquia, Croacia y Portugal. En Finlandia, la victoria de la centroderecha, después de muchas décadas de gobiernos socialdemócratas, estuvo determinada por la adhesión del país a la OTAN tras la invasión de Ucrania. En Eslovaquia, tras una feroz segunda vuelta, la derecha volvió al poder con un líder populista alineado con Moscú, así como con el primer ministro Fico, que el 30 de mayo fue víctima de un atentado al que sobrevivió. En Croacia, el partido de centro derecha en el poder ganó las elecciones, pero sin mayoría absoluta, y en mayo hubo fuertes señales de que formaría una coalición con el Movimiento Patriótico Croata, una agrupación de ultraderecha.

Las elecciones portuguesas de marzo fueron más complejas. Una alianza de la derecha tradicional (AD) derrotó al Partido Socialista sin lograr la mayoría absoluta, y Chega, partido de ultraderecha que, en 2019, sólo tuvo un diputado, obtuvo 48 votos en la Asamblea Nacional. Había mucho temor de que, en la negociación por la gobernabilidad, se llegara a un acuerdo con Chega. Pero, a finales de marzo, se formó una coalición minoritaria que descartó cualquier posibilidad de alianzas con la ultraderecha (ver recopilación).

Principalmente, los riesgos electorales de 2024 instigaron sentimientos democráticos y antifascistas en la sociedad portuguesa. El 25 de abril, las calles de Lisboa y del país se vieron invadidas por la celebración del 50 aniversario de la Revolución de los Claveles, ese acontecimiento político único en la historia moderna en el que las luchas anticoloniales africanas derrocaron al régimen fascista más duradero de la historia. Para saber más sobre esta vigorosa celebración, recomendamos el número especial de O Público.

Las elecciones del Parlamento Europeo

Finalmente, y aún más relevante, como ya se mencionó, la ultraderecha hizo de las elecciones parlamentarias de la Unión Europea un objetivo prioritario. Para lograr este objetivo se produjeron reconfiguraciones inesperadas, como la propuesta de alianza hecha por Marine Le Pen a Giorgia Meloni después de que la líder de extrema derecha francesa rompiera públicamente con la AdF alemana. No menos importante, varios análisis anteriores han mostrado cómo y dónde ha crecido el apoyo electoral a la ultraderecha, siendo especialmente preocupante la atracción que ejerce sobre la juventud.

El 10 de junio los resultados coincidieron, en gran medida, con lo que se había pronosticado: la extrema derecha efectivamente creció. Esto no ocurrió de manera homogénea en todos los países del bloque, pero el triunfo de estas fuerzas fue emblemático en Francia y Alemania, pilares de la Unión Europea, lo que sin duda afectará la dinámica del bloque. Inmediatamente, ante el resultado, Macron disolvió la Asamblea y convocó elecciones para finales de junio. Las encuestas preliminares apuntan a la victoria de RN, el partido de Le Pen. Las pérdidas de los partidos socialdemócratas y de izquierda también fueron significativas en el Parlamento Europeo.

Dicho esto, el nuevo panorama europeo debe ser matizado, como sugiere Pablo Stefanoni en un artículo publicado en el portal Nueva Sociedad. En un grupo relevante de países, las fuerzas de ultraderecha obtuvieron resultados débiles: Suecia, Dinamarca, Finlandia, Portugal y también España, donde sus avances fueron limitados. En Italia, el Partido Demócrata obtuvo el mismo voto que Fratelli de Giorgia Meloni. En Polonia, la alianza liderada por el primer ministro Donald Tusk obtuvo más votos que el PiS. Es sobre todo importante señalar que, en Hungría, el Fidesz de Órban obtuvo su votación más baja en 18 años, sin duda un efecto de las protestas que tuvieron lugar en el país en abril. Orbán, sin embargo, fue a las redes para celebrar con gran vigor los logros de la ultraderecha. Pero, en realidad, no fue un icono de esta ronda electoral, cuya fuerte marca fue el protagonismo de Marine Le Pen y Giorgia Meloni, pero también de Alice Weidel, la líder menos visible del ultraderechista alemán AfD. Y, en este cálculo, también hay que tener en cuenta a Ursula von der Leyden, presidenta de la Comisión Europea, cuyo papel fue decisivo para asegurar un voto sustantivo de centroderecha para el Parlamento. En otras palabras, Europa sale de estas elecciones mucho más a la derecha y con rostro de mujer.

Elecciones por delante

En Asia y el Pacífico, entre junio y diciembre de 2024 deberían celebrarse siete elecciones: Islas Salomón, Corea del Sur, Mongolia, Sri Lanka, Uzbekistán, Siria y Jordania. Otras 12 elecciones están previstas en África: Mauricio, Mozambique, Botswana, Namibia, Sudán del Sur, Chad, Túnez, Argelia, Mauritania, Guinea Bissau, Burkina Faso y Ghana. Varias de estas elecciones serán pro forma –como en Siria, Sudán, Argelia y Mauritania–, otras ni siquiera tienen fechas definidas, como Burkina Faso y Guinea Bissau. Pero algunos procesos serán políticamente significativos, como Corea del Sur, Mozambique, Botswana, Namibia, Ghana y Túnez.

Las elecciones en Europa y América, aunque menos numerosas, son importantes. A principios de julio se celebrarán en el Reino Unido las elecciones generales adelantadas por el primer ministro Rishi Sunak. Las encuestas indican una victoria del Partido Laborista, que ha estado fuera del poder desde 2010, por más del 20% de los votos. Un gran análisis de la Open Democracy británica muestra cómo el mercado financiero y los grandes capitales, que dan por sentado esta victoria, ya están en plena acción para influir en el nuevo gobierno que se anuncia.

Las siguientes son las elecciones venezolanas que, al parecer, por primera vez contarán con la participación no coaccionada de la oposición. Si esto sucede, será debido a negociaciones más firmes lideradas por líderes de izquierda que han abandonado su complacencia con el régimen de Maduro, después de la crisis con Guyana y la exclusión de la candidata de la oposición en febrero. Sin embargo, los desafíos de la reconstrucción democrática en Venezuela siguen siendo colosales.

En octubre se celebran las elecciones uruguayas que, como analizó Pablo Álvarez en el panel del Foro de Debates Pendientes y Emergentes, presagian la victoria del Frente Amplio y, más especialmente, la implosión del Cabildo Abierto, el partido de ultraderecha. que irrumpió en el escenario electoral en 2019.

El ciclo electoral de 2024 culmina con las elecciones estadounidenses de noviembre, cuyos pronósticos son tan inciertos como potencialmente desastrosos. Gillian Kane, en un artículo para In These Times, analiza cómo el Proyecto 2025, liderado por la Heritage Foundation para guiar las políticas de Trump, ya se está implementado. Mientras se ultimaba este boletín a finales de mayo, Donald Trump fue condenado por unanimidad en un juicio con jurado por haber comprado el silencio de la trabajadora sexual y ex estrella del porno Stormy Daniels. Las repercusiones de la decisión fueron masivas.

No es la primera vez que un condenado es candidato a la presidencia estadounidense. En 1920, el socialista Eugene Debs se postuló mientras estaba en prisión y lo mismo ocurrió con el conspirador de ultraderecha Lyndon La Rouche en 1991. Tampoco es esta la primera vez que la sexualidad se ha cruzado drásticamente con la política estadounidense dominante. Pero, en 2024, los efectos potenciales de este cruce traspasarán las fronteras del país. No está claro cómo afectará el juicio a las elecciones. Pero desde principios de año se han hecho predicciones sombrías sobre un segundo mandato de Trump, la más reciente de las cuales fue publicada por el New York Times el 7 de junio. Si, por un lado, es importante tener claros estos escenarios proyectados, como destacó Anat Shenker-Osório en el debate sobre Diálogos Pendientes y Emergentes, la disputa electoral no ha terminado.

> La segunda parte de este boletín discutirá la política sexual de enero a junio de 2024.

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Notas al pie de página

[i] Se presentaron ante la CPI dos acciones individuales de responsabilidad penal, la primera en noviembre de 2023 por Sudáfrica, Bangladesh, Bolivia, Comoras y Yibuti; la segunda, en enero de 2024, por México y Chile. La acción presentada ante la CIJ, a finales de diciembre, contra el Estado de Israel por crímenes de guerra y genocidio, fue firmada posteriormente por otros 70 países.

[ii] Al impedirse celebrar la conferencia en un edificio protegido de Bruselas, los conservadores nacionales encontraron un lugar alternativo en un municipio vecino. El alcalde, sin embargo, pidió la suspensión del acto y recurrió a un cerco policial. En respuesta a una medida cautelar urgente presentada por la red ultraconservadora norteamericana Alliance Defending Freedom, el Tribunal Constitucional belga dictó rápidamente una decisión según la cual la suspensión del evento había violado el derecho a la libertad de expresión.

[iii] Burkina Faso, Camerún, República Centroafricana, República Democrática del Congo, Etiopía, Malí, Mozambique, Nigeria, Senegal, Somalia, Sudán del Sur y Sudán.

[iiii] Obrador también estableció un programa de cooperación con el régimen Ortega-Murillo de Nicaragua.



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