Bergoglio: enemigo de los derechos sexuales
Edgar González Ruiz*
Al igual que sus predecesores, Juan Pablo II (1978-2005) y Benedicto XVI (2005-2013), el nuevo pontífice, el argentino Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, es un enemigo radical de los derechos sexuales y reproductivos, oposición que a su vez se enmarca dentro del rechazo de la jerarquía católica contra el estado laico. Aunque fue protector de religiosos pedarastas, como el mexicano Marcial Maciel, el polaco Karol Wojtyla exhibió ante la grey católica un odio vesánico contra el ejercicio de la sexualidad y un gran apego a la autoridad de la Iglesia, mientras que el alemán Josef Ratzinger, de temperamento más intelectual y menos mediático, fue también adversario del ejercicio libre de la sexualidad.
Además de su rechazo evidente de las libertades sexuales, que por otra parte ha sido distintivo del catolicismo oficial, los tres pontífices tienen raíces en la extrema derecha de diferentes latitudes: Juan Pablo II representaba el anticomunismo radical de algunos sectores de Polonia, uno de los países donde ha tenido mayor fuerza el catolicismo militante. El hoy Papa emérito Josef Ratzinger, militó en sus años mozos en las Juventudes Nazis, mientras que Bergoglio siempre ha sido amigo de peligrosos grupos de la extrema derecha argentina, de corte militarista y antidemocrática.
Bergoglio y sus amigos
Eljesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, de 76 años de edad , primer pontífice latinoamericano en la historia, es uno de tantos prelados representativos del inmenso poder de la alta jerarquía católica en naciones de Sudamérica, donde incluso algunos de ellos colaboraron con las dictaduras militares. En países como Argentina, Chile y Perú, la llamada ultraderecha católica, afín a los principales obispos y cardenales de esos lugares, ha sido mucho por demás agresiva, violenta y radical, especialmente contra el feminismo, la despenalización del aborto y el matrimonio homosexual.
En 2005, el periodista argentino Horacio Verbitsky publicó su libro “El silencio”, donde documentó la complicidad de religiosos argentinos, entre ellos, y de manera muy importante Jorge Bergoglio, con la dictadura militar que encabezó entre 1976 y 1981 el general Jorge Rafael Videla, torturador, genocida y ferviente católico, acostumbrado a rezar el rosario todos los días. Según esa información, Bergoglio había retirado su protección a dos sacerdotes de su orden que realizaban tareas sociales en barrios marginales. “Los dos religiosos -Orlando Yorio y Francisco Jalics- fueron detenidos en mayo de 1976 y permanecieron en cautiverio durante cinco meses en la Escuela Mecánica de la Armada (ESMA) hasta que fueron liberados.”
En su libro autobiográfico «El Jesuita», publicado también en 2010, Bergoglio alegó que no había podido salvar a los religiosos: «Hice lo que pude con la edad que tenía y las pocas relaciones con las que contaba, para abogar por personas secuestradas» . Sin embargo, el sacerdote Yorio, que junto con su colega Jalics fue torturado y fue retenido en la ESMA negó que Bergoglio hubiera intervenido a favor de ellos.
En otros momentos de su trayectoria clerical, Bergoglio ha sido fiel a sus tendencias represivas y conservadoras. En Argentina, el pintor León Ferrari desató hace unos años la ira de Bergoglio y de grupos conservadores que han organizado cruzadas para censurar sus obras. En Buenos Aires, en el 2000, se denunció que grupos extremistas, del tipo de Tradición, Familia y Propiedad, intentaron censurar una exposición de Ferrari. A fines de 2004 se registraron nuevas reacciones con motivo de la retrospectiva 1954-2004, alentadas por “la máxima jerarquía católica mediante un volante distribuido en todas las iglesias y medios de comunicación propios y ajenos”, por el cardenal Jorge Bergoglio. (Emilio Marín “Las afiladas tijeras del cardenal no pudieron con un León” en Argenpress).
“Civilización occidental y Cristiana”, una de las obras de la exposición, mostraba un Cristo entre misiles de un avión norteamericano, y data de la época de la guerra de Vietnam, que como la de Irak hoy en día despertó en aquel tiempo el entusiasmo de sectores rabiosamente anticomunistas. Según Bergoglio, ese tipo de imágenes no pueden exhibirse.
El nuevo pontífice es amigo de grupos ultraderechistas y militaristas como FASTA, Fraternidad de Agrupaciones Santi Tomás de Aquino, fundado en Argentina en los años 60 por Anibal Fosbery, viejo conocido de Bergoglio. De acuerdo con Horacio Verbitsky, FASTA es “una organización confesional que colaboró con altos jefes del gobierno militar de 1976 a 1983” . En Argentina se ha comentado también que “Esta fraternidad nacionalista de derecha fue fundada por el sacerdote dominico Aníbal Fosbery, quien a principios de abril del 2003, al inaugurar una sede de FASTA en Bariloche, defendió a un oficial nazi juzgado por el asesinato de 335 civiles en 1944”.
FASTA glorifica la guerra de las Malvinas, que libró Argentina contra Inglaterra en 1982, y a la que califica como “una guerra justa”, en la que “el pueblo argentino se sintió verdaderamente unido”; de los militares y reclutas que participaron afirma: “no murieron por odio, sino por amor a Dios, a la patria, a todos nosotros” (véase el video FASTA). Ese grupo controla escuelas en Argentina y en otros países como España; tiene presencia también en Perú, y se caracteriza por el control que ejerce sobre sus adeptos, agrupados en “milicias”, y a quienes entrena para agredir a los que identifica como críticos del catolicismo.
Se ha denunciado que los dirigentes de FASTA “Utilizan a los jóvenes -totalmente fanatizados- como soldados, para provocar disturbios en los eventos que ellos consideran inapropiados, incitando a la violencia y con la cobardía de utilizar menores para esos actos delictivos”.
En diciembre de 2005, en Lima, Perú,los “milicianos” de FASTA, junto con otros grupos de la extrema derecha, acudieron a sabotear, de manera agresiva y organizada, la presentación de mi libro Cruces y Sombras. Conservadurismo católico en América Latina. (véase el video de esos hechos). El 5 de diciembre de 2009, Bergoglio ordenó como sacerdotes a dos “milicianos diáconos” de FASTA, en la basílica Nuestra Señora del Rosario del Convento de Santo Domingo, “ante una multitud de asistentes venidos de distintos puntos del país, de España y del Perú”.
El 17 de junio de 2012, el entonces arzobispo de Buenos Aires y primado de Argentina, cardenal Jorge Mario Bergoglio, junto con Aníbal Fosbery, presidió en la catedral metropolitana de Buenos Aires, la misa de acción de gracias por el 50 aniversario de la fundación de FASTA. En su homilía, Bergoglio exaltó los rasgos militaristas de FASTA: “Ser miliciano -término con el cual se identifican los miembros de Fasta-habla del compromiso, de trabajo, de entregarse al Evangelio, y que es, en definitiva, militar en la santidad”, y exhortó a los miembros de FASTA a “seguir sirviendo a la Iglesia, en la santidad, siendo milicianos en la exigencia propia…” Al finalizar la ceremonia, el presidente jurisdiccional de Fasta Buenos Aires, Edgardo Manassero, entregó al cardenal una placa en agradecimiento por su acompañamiento pastoral a la obra de Fasta. A su vez, FASTA ha tomado parte activamente en las campañas encabezadas por Bergoglio contra la despenalización del aborto y contra el reconocimiento del matrimonio homosexual.
La elección de Bergoglio como pontífice, fue recibida con entusiasmo por Aníbal Fosbery, quien con ese motivo le expresó: «Gracias, querido y recordado monseñor Jorge Mario Bergoglio…Usted bendijo mis sueños apostólicos y bendijo el envío de nuestros laicos de FASTA, luego de los sacerdotes y ahora de las ‘catherinas’ (religiosas laicas consagradas). Transformado por gracia del Espíritu Santo en el papa Francisco, nos sigue escuchando, acompañando, enviando».
Como muchos otros jerarcas, Bergoglio ha sido enemigo del aborto y del matrimonio homosexual, y se ha enfrentado en esos temas al gobierno de su país. En una carta pastoral sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, -legalizado en Argentina desde julio de 2010, Bergoglio manifestó: «No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios…no se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios». Bergoglio rechaza la legalización del aborto incluso en el caso de violación y, a pesar de tener tanta simpatía por el militarismo, con hipocresía habla del “valor supremo de la vida”, quela jerarquía católica limita al caso del aborto. El actual pontífice ha participado en el Consejo Pontificio para la Familia, organismo creado por Juan Pablo II para promover el activismo antiabortista en todo el mundo; como arzobispo de Buenos Aires, Bergoglio apoyó los eventos de los grupos “provida”.
Perspectivas
Por las ideas y trayectoria de Jorge Mario Bergoglio, su arribo al trono de San Pedro augura a los grupos progresistas y feministas, un nuevo periodo de lucha intensa para defender los derechos sexuales y reproductivo. Sin embargo, la tarea del nuevo pontífice no es para él tan promisoria como la que emprendió Juan Pablo II hace décadas: él fue el pontífice del anticomunismo y de la televisión, el personaje idóneo en ese contexto político y en el apogeo de ese medio de comunicación. Hoy el mundo ha cambiado radicalmente: con el capitalismo salvaje cobraron inusitada importancia medios como la Internet y los teléfonos celulares, mucho más libres que los medios convencionales, y que, a diferencia de estos, permiten la transmisión de contenidos sexuales que a su vez promueven el surgimiento de una juventud más erotizada.
En los medios convencionales, la jerarquía católica sigue desplegando una intensa propaganda, que apela a la credulidad de la gente para despertar simpatías hacia el nuevo Papa. Por ejemplo, se presenta a Bergoglio como un personaje de humildad franciscana (de ahí su nombre como pontífice) que supuestamente se acercará a los pobres y que hasta tiene la costumbre de viajar en transporte público. Se trata, por un lado, de una falacia bastante evidente: el Papa puede adoptar esas poses de supuesta humildad sin que ello implique un verdadero compromiso, ideológico y político con los pobres, sino que son sólo poses teatrales, alardes publicitarios, frecuentes en muchos políticos e incluso empresarios: cuyo compromiso con el pueblo se limita a meras exhibiciones mediáticas. Por otro lado, dentro de la Iglesia sí puede darse el caso –que seguramente no es el de Bergoglio, proveniente de un clero aliado a la oligarquía– de que surjan corrientes que auténticamente pregonen una opción por los pobres y que a la vez sean opuestas a los derechos sexuales, al feminismo y al estado laico. Es decir, una Iglesia “de los pobres” pero a la vez enemiga del estado laico y muy conservadora en el terreno sexual.
En todo caso, hay que considerar que, desde su ascensión al pontificado, Bergoglio no ha expresado, en contraste con su imagen supuestamente “popular” cambios en sus concepciones sobre la moral sexual y, por el contrario, cabe esperar que el nuevo Papa fortalecerá a grupos conservadores como el mencionado FASTA y como muchos otros, que tuvieron en Juan Pablo II a su mejor aliado. Por otra parte, en muchos países ha ganado terreno la lucha por los derechos sexuales, a la vez que los grupos conservadores han perdido dramáticamente su poder de convocatoria. Bajo esas condiciones, el éxito de la lucha por las libertades sexuales dependerá de la combatividad de los grupos que las defienden, mientras que sus enemigos apelarán a la vulnerabilidad de las masas ante los contenidos de los medios convencionales, y a la milenaria historia del maridaje entre el catolicismo y el poder terrenal.
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* Edgar González Ruiz: Maestro em Filosofía. Investigador y periodista, especializado em La derecha política en México y América Latina. Ha publicado vários libros, como: La Última Cruzada (2001); Los Abascal (2002); Cruces y Sombras (2006); El clero en armas (2007). En 2005 obtuvo el Premio José Martí; en 2006, el Premio Nacional de Periodismo, de México. Colabora en Contralínea.