Sexuality Policy Watch [ES]

Matrimonio entre personas de mismo sexo en México, D.F.

Matrimonio entre personas de mismo sexo en México, D.F.

Por Gloria Careaga*

El día 21 de Diciembre de 2009, en la Ciudad de México se aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, convirtiéndose en la primera metrópoli en América Latina a permitir ese tipo de unión. El día 23 de Diciembre, ser celebró el primer matrimonio con registro civil en Argentina, autorizado por la jueza Gabriela Seijas, en Buenos Aires.

El más importante mensaje que envían Argentina y México hacia el resto del continente tras los últimos acontecimientos en materia de matrimonio entre personas del mismo sexo es que se puede alcanzar una meta tan ambiciosa. La conquista alcanzada es muy importante, una vez que no solo iguala a las parejas al otorgarles a todos los mismos derechos independientemente de su orientación sexual e identidad de género, pero también impacta directamente en el núcleo de la estructura social. Rompe con las ideas tradicionales de familia, pareja y exige la reorganización de la estructura social para dar cabida a otras realidades, que no estaban contempladas. El sistema educativo, los servicios públicos, el sistema de salud, el mundo laboral, es decir todo el sistema social se revoluciona, así como el imaginario social y sus significaciones.

El interés del movimiento LGBT y del movimiento feminista está centrado en la transformación social. Una transformación que rompa con las ideas naturalizadas que impiden el reconocimiento y valoración de la riqueza de la diversidad cultural y sexual. Descolocan el eje de la estructura social al exigir que se reconozca formalmente que existen otras formas de vida que no habían sido aceptadas, para entrar por la puerta principal y darle un vuelco.

Pero esa transformación no va ser fácil. La impugnación a la legalización de los matrimonios homosexuales y a la adopción, o los intentos para impedir que una pareja de argentinos contrajera el matrimonio, ocurren debido a la imposición de modelos únicos, a la búsqueda de las iglesias en recuperar su poder de injerencia sobre los Estados. La jerarquía eclesiástica es muy ambiciosa, se le da cobijo y no solo quiere cumplir con su tarea evangelizadora, sino que quiere imponer una forma de pensar, y de vivir, sin
reconocer que no tiene más vigencia.

Las iglesias señalan lo que a su entender es correcto y qué no es correcto. Sin embargo, en este tema han roto los límites. No sólo han vigilado el rumbo de sus feligreses, sino que, tratando de mantenerles en orden, han violentado las normas de convivencia establecidas. Regresan al descrédito a través de la ofensa, y llaman a la desobediencia civil, lo que resulta inaceptable para los procesos de consolidación democrática en un Estado laico.

El interés manifiesto de las fuerzas conservadoras por la derechización de la región es evidente y estos avances lesionan profundamente sus intenciones, evidencian su incapacidad para comprender la realidad actual, como para, con un uso desmedido de poder, imponer sus ideas.

Para que Latinoamérica pueda reconocer la diversidad sexual como parte de la realidad, hace falta la reafirmación de la laicidad, como se ha hecho en México recientemente; y la escucha e interés de los gobiernos en la población. Hace falta más visibilidad de las personas LGBT, que ha llevado a que la población les reconozca como un o una ciudadana igual a otros. Las encuestas dejan ver que las y los entrevistados no tienen problema con la protección de los derechos – TODOS – de las personas LGBT.

Probablemente no hay una clara concepción de la riqueza que implica para la sociedad su reconocimiento, haría falta una mejor educación sexual, pero sobre todo un ponerse al día con los avances alcanzados en el desarrollo del conocimiento en este campo.

Para nuestra fortuna, la región latinoamericana es una que se destaca por el trabajo de investigación y de discusión teórica sobre la sexualidad, pero los espacios académicos todavía no han dado el suficiente reconocimiento.

Hay harto trabajo adelante.

*Gloria Carega aes co-secretaria de la Asociación Internacional de Lesbianas y Gays (ILGA) y profesora del Departamento de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)



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